miércoles, 13 de febrero de 2008

El Palau está de cumpleaños


Barcelona, Cosme MARINA El emblemático Palau de la Música Catalana, obra de Doménech Montaner, está de cumpleaños. Un siglo de actividad con el soporte del Orfeó Catalá, que ha convertido esta sala de conciertos en el más célebre auditorio de España. Declarado Patrimonio de la Humanidad, el Palau se ha negado a convertirse en un mero museo que visitan de manera constante los turistas que acuden a Barcelona. Hace unos años planteó una ambiciosa reforma en la que, además de restaurar su sala histórica, propició la ampliación que ha dotado a la infraestructura de los más completos mecanismos técnicos de cara al siglo XXI. Con los deberes hechos y sentadas las bases estructurales, el Palau ha decidido celebrar por todo lo alto un centenario que arrancó ayer con la presencia de los representantes de las instituciones, un espectáculo en la calle diseñado por «Els Comediants», una jornada de puertas abiertas y un concierto vespertino con el oratorio «La creación», de Haydn, y reparto de lujo:Verónica Cangemi, Roberto Saccà y Thomas Quasthoff. Ha sido el preámbulo a un intenso ciclo de conciertos que se prolongará a lo largo del año y en el que también tendrá protagonismo el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias, que mantiene una estrecha vinculación con el Orfeó Catalá. En el acto celebrado por la mañana los protagonistas fueron los centenares de barceloneses que se agolpaban en la plaza lateral del edificio y que guardaban cola para visitarlo en la jornada de puertas abiertas. «Comediants» planteó uno de sus tradicionales espectáculos callejeros y, entremedias, los políticos ofrecieron sus discursos. El director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, Juan Carlos Marset; el presidente de la Generalitat, José Montilla, y el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, coincidieron en señalar el símbolo que el Palau supone para Barcelona y la proyección que puede adquirir en el futuro. Tuvieron como anfitrión a Fèlix Millet, presidente de la Fundación Orfeó Catalá-Palau de la Música Catalana. En una muestra del eclecticismo que busca el Palau, a lo largo del año desfilarán por su sala principal algunos de los grandes nombres de la música clásica, que compartirán escenario con otros artistas como Raimon, Bobby McFerrin, Enrique Morente y Joan Manuel Serrat, e incluso tendrá como una de sus sedes el festival de música electrónica «Sónar», que se celebra en el mes de junio en Barcelona. Para el presidente del Palau, Fèlix Millet, el éxito y la continuidad del Palau están insertos en la propia filosofía fundacional del edificio: «Teniendo en cuenta que su construcción fue obra de la sociedad civil, que aportó un millón de pesetas para levantarlo hace un siglo, se explica la estrecha vinculación de la ciudad con un edificio que se proyectó con 2.160 localidades, que eran los socios que entonces tenía el Orfeó Catalá». Con el paso de los años, el reto fue mantener el propio edificio, convertido en una de las joyas arquitectónicas del modernismo catalán; «se llegó a una situación muy difícil, en la que peligraba la propia estructura, y hasta las vigas de hierro se deshacían. La solución pasaba por convertir el Palau en un museo, pero conseguimos sacar adelante una reforma proyectada por Oscar Tusquets en la que, además de restaurar la sala histórica, se amplió y consiguió una serie de dotaciones esenciales de cara al futuro», explica Millet a LA NUEVA ESPAÑA tras los actos de la mañana. Para el responsable del Palau, la sociedad ha tenido la complicidad de la Administración, «que ha apoyado los proyectos puestos en marcha, que siempre tenían un grado de financiación propia. Hemos tenido respuesta tanto de Cataluña como del Gobierno de España. En los treinta años que llevo en la institución, hemos estado al margen de la polémica. Han existido puntos de vista diferentes sobre determinados asuntos, pero siempre se ha ido adelante». Para Millet, el futuro del Palau tiene dos vertientes: por una parte, lo que es el edificio en sí y, por otra, la vertiente musical. En el primer ámbito, en su opinión, es esencial «mantener el edificio en las mejores condiciones estructurales y, además, vamos a realizar una apuesta fuerte de proyección internacional porque se trata del único auditorio del mundo Patrimonio de la Humanidad que tiene plena actividad». De hecho, el Palau es visitado al año por miles de personas y celebra cientos de conciertos, siendo habitual la presencia de la élite de la música clásica internacional. También incide Millet en la importancia del trabajo del Orfeó Catalá, para el que se construyó la sala y alma máter de toda la actividad, y hace hincapié «en la escuela de canto coral, en los coros infantiles y juveniles, con más de cuatrocientas personas vinculadas, que ya forman parte del colectivo desde los cinco años y que a partir de 2009 contará con un coro profesional de cámara que permitirá abordar nuevos proyectos». Se trata de iniciativas que pasan por reforzar la vertiente discográfica con la grabación de varios trabajos, el más próximo un homenaje a la música española a través de canciones de todas las comunidades autónomas. Una de las joyas del Palau es quizá la menos conocida: es un archivo musical de referencia, parte del cual se está digitalizando. Los cuatro mil socios activos del Orfeó cuentan, además, con casi trescientas empresas mecenas y con los miles de personas que acuden a los conciertos.

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