lunes, 28 de abril de 2008

Carlos Acosta habla con BBC Mundo


El bailarín cubano Carlos Acosta se presenta esta semana en el Coliseo de Londres con la compañía Danza Contemporánea de Cuba.
Acosta es artista principal invitado del Royal Ballet británico y se le considera como uno de los grandes bailarines clásicos del mundo.
Nació en La Habana en 1973 y estudió en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, contra su voluntad y a insistencia de su padre, según cuenta en su autobiografía "No way home: A Cuban dancer's story", publicada hace unos meses.
A los 17 años ganó el Gran Premio y la Medalla de Oro en el Prix de Lausanne, Suiza, lo que le abrió las puertas a una vertiginosa carrera internacional.
BBC Mundo conversó con él, a propósito de sus más recientes incursiones en la danza contemporánea.

Qué es para ti pasar del ballet clásico a la danza contemporánea?
Es difícil. Desde el punto de vista físico es muy difícil porque son dos técnicas completamente distintas.

Acosta (centro), en "El peso de una isla" de George Céspedes.
En la primera parte del espectáculo que ahora presentamos con la compañía Danza Contemporánea de Cuba, abro con "Don Quijote" y, poco después, bailo en "El peso de una isla", del coreógrafo George Céspedes, que es en zapatos deportivos.
Mi cuerpo no está acostumbrado a ese tipo de movimientos y ni a desplazarse en tenis sobre una superficie de linóleo.
Sin embargo, tuve la dicha de, antes de empezar a estudiar la técnica clásica, aprender a bailar break-dance y todos esos movimientos también me ayudan.
Es un reto, pero trato de asumirlo bien y de brindarle al público lo que espera de mí.
Ahora te dedicas sobre todo al ballet clásico pero, a tus 34 años, se podría decir que eso ya tiene los días contados. Cuando te retires, ¿piensas seguir haciendo danza contemporánea?

Yo quisiera seguir bailando, explorando, creciendo artísticamente
Carlos Acosta
Sí, yo quisiera seguir bailando, explorando, creciendo artísticamente.
La danza clásica es para cuerpos frescos y ya el mío está un poco dolido y machacado.
Le voy a dar tres años más bailando clásico y después trataré de buscar otra alternativa.
Quizás este tipo de movimiento sea el futuro para mí.
¿Estás trabajando en alguna otra coreografía contemporánea?
En el Royal Opera House estamos haciendo una nueva, del coreógrafo danés Kim Brandstrup, que se va a estrenar el 23 de abril, con música de Serguéi Prokofiev.
Es medio neoclásica y contemporánea.
Tiene cierta narrativa, inspirada en "El idiota" de Fiodor Dostoievski.
Es un estreno hecho para mí, en el que hago el papel protagónico.
Me hace mucha ilusión bailarlo.
Los éxitos de la escuela cubana de ballet clásico son conocidos en todo el mundo. ¿Cómo ves la danza contemporánea en Cuba?
Es también muy fuerte. El talento que hay en Cuba es impresionante.

Con Verónica Corveas, en un ensayo de "Tocororo", su pieza autobiográfica.En muy pocos países se da el fenómeno que está aconteciendo allí.
Hay para todos los gustos, para todos los tipos de danza, y hay mucha colaboración entre los artistas, mucha fusión.
Danza Contemporánea de Cuba está, yo creo, en su mejor momento, con nuevos coreógrafos que han surgido dentro de la propia compañía, como George Céspedes y Julio César Iglesias.
Es una compañía que yo quiero mucho y con la que llevo años colaborando.
En los últimos meses se ha hablado mucho del "Espartaco" que presentaste con la compañía del teatro Bolshoi de Moscú. ¿Cuál fue tu experiencia?
Mucha gente cree que es el rol de mi vida.

Carlos Acosta abraza a su madre, el día del lanzamiento de su autobiografía. "Espartaco" fue un descubrimiento bastante tardío. Me hubiera gustado hacerlo antes en mi carrera.
Pero es bueno pensar que lo hice y que ya lo tengo del lado de acá.
Es como un maratón. Es lo más difícil que he hecho en mi vida.
Lo bailé en el teatro Bolshoi, en el Coliseo de Londres y en la Opera de París.
Voy a reservar el último "Espartaco" para mi retiro.

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