Admirada por Hitler, escuchada y amada por soldados en el frente de guerra, la chilena Rosita Serrano fue una de las grandes estrellas de la música en la Alemania nazi. Un investigador intenta recuperar su historia.
Entre la exquisita colección de discos de vinilo, Mario Silva saca uno tras otro los discos de Rosita Serrano. Desde hace décadas Silva persigue los rastros de esta mujer que los alemanes de la época aún recuerdan como el "ruiseñor chileno".
Serrano, que llegó a buscar fama a Berlín en 1936, su excepcional voz, su belleza y ciertas rarezas de su interpretación, como silbar o dar pequeños chillidos en las interpretaciones del folklore chileno, la hicieron una aparición exótica dentro del rigor de la Alemania nazi.
Bajo Goebbels
Su repertorio se hizo alemán, filmó algunas películas, grabó mas de 40 discos que ya son clásicos de la música popular alemana.
Rosita Serrano fue descubierta e incluida por el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels en el programa "Kraft durch Freude", un sistema que quería organizar todo el tiempo libre de los ciudadanos alemanes bajo el nazismo.
Desde entonces Rosita Serrano circuló por los grandes escenarios alemanes, pero también cantando a los soldados en el frente. Su repertorio se hizo alemán, filmó algunas películas, grabó mas de 40 discos que ya son clásicos de la música popular alemana.
La caída en desgracia
"Nadie sabe si por convicción o ingenuidad, en 1943 Rosita dio un recital en Dinamarca cuya recaudación era destinada a apoyar fugitivos judíos", cuenta Silva.
Rosita Serrano era considerada una aparición exótica dentro del rigor de la Alemania nazi.
"Inmediatamente le registraron su casa, prohibieron sus presentaciones y sus discos; Rosita aprovecha una invitación personal del rey Gustavo VI de Suecia para huir de Alemania".
Desde esa fecha la vida artística y personal de Serrano fue a la vez apoyarse en el éxito que tuvo en Alemania y el tratar de no hacer recordar que fue bajo el nazismo, una operación del todo imposible.
En 1952 volvió a Alemania y trató de reiniciar su carrera, pero los recuerdos del nefasto y culposo pasado que evocaba y su repertorio ya algo fuera de moda la movieron a escenarios cada vez más pequeños y laterales.
"Sus apariciones ya no tenían nada que ver con las apoteósicas presentaciones bajo el nazismo; intentó después en Estados Unidos, en España, en Chile, en el resto de Latinoamérica, pero su carrera se hizo insignificante", explica Silva.
Vuelta a Chile
"Cuando iba a Chile era recibida por Pinochet; alguna gente comenzó a enterarse de eso y la antipatía contra su persona comenzó a crecer cada vez más".
Rosita Serrano murió, pobre y olvidada, en 1997 en Santiago de Chile.
En los años 90 María Martha Esther Alduante Del Campo, como se llamaba realmente Rosita Serrano, decidió volver a Chile. Estaba sola, pobre y pese a sus esfuerzos, olvidada.
"Murió en Santiago en 1997, en la más absoluta pobreza. Apenas tiene una tumba mínima en el cementerio", comenta Mario Silva.
Hasta el fin de su vida, Rosita Serrano siguió insistiendo en que ella era una artista y que nada tenía que ver con la política, con esa política que a fin de cuentas la idolatró y luego la persiguió.
Pero en la Alemania de hoy no cuesta mucho trabajo encontrar los rastros de Rosita Serrano; en cualquier tienda de música se encuentran ediciones digitalizadas de sus éxitos de los años 30 a 40, que, pese a todo, son clásicos de la música popular alemana.
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